Los carnavales se han afianzado en los últimos años como fiesta participativa por parte de los vecinos. Impulsada por el ayuntamiento a través de concurso y premios en distintas modalidades ha animado a los vecinos a disfrazarse y participar en estas fiestas.
Ya no sólo los más pequeño se disfrazan, sino que son acompañado de sus padres y familiares. Además, jóvenes y matrimonios también han adquirido importancia en número de participantes engalonándose con los disfraces a cual más original y divertido.
No todo el mundo que se disfraza participa en el concurso en sus distintas modalidades: individual, infantil, grupos, etc. Pero son partícipe de la fiesta y contribuyen a darle color y armonía al Carnaval.
Cada viernes de carnaval, los jóvenes que cumplen dieciocho años en Pinofranqueado, se atavían con la típica manta de rayas y celebran al son del tamboril su mayoría de edad durante los cuatro días que dura la celebración de los carnavales. Llenando así las calles con sus cánticos típicos de la fiesta, que pasan en forma de tradición oral de generación en generación y se repiten cada año, poniendo ruido y ambiente al fin de semana carnavalesco.
A Noviembre lo llaman el santo mes porque "entra con los Santos y sale con San Andrés".Antaño, esto comenzó a celebrarse solo por los hombres, como despedida antes de irse al servicio militar, que por entonces era obligatorio. Al son del tamboril los jóvenes de entonces pedían por las calles del pueblo a vecinos y vecinas comestibles para pasar los días de celebración. Cada uno daba y aportaba lo que podía y quería siendo éstas donaciones el medio de sustento durante los cuatro días carnavalescos. Corría el año 1989 cuando las chicas de manera casual se unieron a esta celebración. Esta unión se mantiene en la actualidad y cada año mujeres y hombres celebran el alcance de la mayoría de edad al son del tamboril por las calles de Pinofranqueado.
A Noviembre lo llaman el santo mes porque "entra con los Santos y sale con San Andrés". La Fiesta de Todos los Santos, al igual que en toda España, esta muy arraigada en Pinofranqueado. En ella, se recuerda a todos los difuntos, visitando el cementerio en los días previos, arreglando las tumbas y llevando flores a los seres queridos que allí descansan. Pero además de todo esto, el día de "los Santos" como se le conoce en esta comarca, esta marcado por la "Chiquitia" y los "Carboches" o "Carbotes".
La gente de la zona, donde nacen castaños preciosos y en abundancia, aprovecha el fruto de este árbol, que en noviembre esta en su punto, para convertir a la castaña en protagonista de la fiesta. Los más pequeños, se acercan a casas de sus tías o madrinas a recoger la chiquitía, compuesta por castañas, nueces e higos pasas, además de otras viandas que las madrinas añaden en las cestas de sus ahijados, y estos muy contentos se disponen a pasar un día de campo con sus amigos.
Los mayores, preparan sus propias cestas y una vez en el campo, sacan su "carbochero" y con una buena lumbre, asan las castañas lentamente, escuchando como estallan y dándole vueltas de vez en cuando para que estas no se quemen. Esas castañas asadas, son conocidas como "Carboches" o "Carbotes".
Celebraba en la alquería de Mesegal por los Santos, la fiesta de La Carvochá y La Chicharrona es un festejo hurdano recuperado en tiempos recientes por asociaciones y amigos apasionados de la cultura y el mundo popular "jurdano". En realidad se trata de dos festejos unidos en una única celebración. La Carvochá dedicada al ancenstral culto a las benditas ánimas de nuestros antepasados y La Chicharrona anuncia la llegada del invierno y el tiempo seco y con ellos, la época de sacrificar al "gorrinu".